4 días en coche por la costa de Alemania (1)

Ara Ballesteros/ Alemania, Europa

Hace tiempo que tenía ganas de hacer un viaje de un par de días por el Ostsee (costa este de Alemania). Alemania tiene dos costas: la costa norte que es donde nos podemos encontrar la famosa isla de Sylt y la costa este que es donde nos encontraremos la ciudad de Rostock.

La idea era hacer una ruta en coche por carreteras nacionales, olvidándonos de las típicas rutas por autovías que te llevan rápidamente de una ciudad a otra. Toda una sorpresa fue ir a recoger el coche que habíamos alquilado y descubrir que nos habían dado un descapotable ¿que mejor manera de empezar el viaje, no?. Queríamos disfrutar de los campos, de los pequeños pueblos y de las vistas que la carretera nos ofrecía.

Schwerin

Nuestra primera parada era Schwerin, capital del estado federado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental. Una pequeña Zurich a orillas del Schweriner Innensee. Nuestra intención era poder ver el Castillo de Schwerin y la verdad es que mereció la pena.

Hasta el momento no había visto un edificio con ese tipo de construcción: una mezcla entre gótico y renacentista con un toque mágico y embaucador. Los alrededores eran hermosos jardines, una pequeña isla en la parte posterior, una fuente rodeada por una escalinata, cuevas de piedras con acceso directo al lago, un árbol centenario cobijando un banco y unas increíbles vistas de las que disfrutar en cada momento.

OStsee1 - Palacio de Schwerin r1

Lübeck

La segunda parada era Lübeck, entre canciones y bailes no se nos hicieron muy largas las 2 horas de viaje que separan las dos ciudades

Dejamos el coche en el alojamiento y nos encaminamos hacia el centro. En ese momento fue cuando nos dimos cuenta de que era Herrentag (significa: día del hombre en alemán y la tradición dice que todos ellos tienen que salir a la calle y festejarlo) ¿qué mejor excusa para cerrar todos los negocios y celebrarlo, no?

Pues eso fue lo que pasó, que a cada paso que dábamos más ambiente festivo nos encontrábamos. Hasta que llegamos a un festival a orillas del río. En realidad yo creo que la fiesta nos persigue.

No había motivo para no pararnos a tomarnos una cerveza antes de empezar con el turismo. Después de unos bailecitos bajo el sol decidimos empezar a visitar lugares. Empezamos por la Puerta de Holsten, seguido de la Iglesia de Santa María y la catedral. Seguimos visitando la plaza del ayuntamiento y allí detrás nos encontramos con “El demonio de Lübeck”.

Ostsee1 - Antigua puerta de entrada a Lübeck r1

A mediodía paramos a comer en un italiano que nos había recomendado el chico del apartamento y fue todo un acierto. Las pizzas eran gigantes, estaban super ricas y el precio rondaba entre los 10€ y 15€ por pizza. Eso sí, ahí fue cuando nos dimos cuenta de que la cerveza en Lübeck tiene los precios bastante altos. Medio litro de cerveza normal cuesta 4,30€.

Ostsee1 - Plaza de Lübeck r1

Después de comer y ya con las pilas cargadas seguimos con el turismo, hasta que llegamos a un parque en el que de repente había una fiesta: jóvenes, música, gente vendiendo cerveza, unos tirándose al río, otros ya nadando,etc.

¿De verdad había que seguir justo en ese momento con el turismo? ¿O nos podríamos parar un rato para disfrutar del ambiente? Obviamente la respuesta estaba clara, el turismo podía esperar. Cerveza en mano y tirados en el césped ya se veía todo de otra manera. 

A decir verdad, el resto de la tarde se desarrolló de la misma manera. Visita a una iglesia, otra cerveza, visita al festival y de nuevo visita al parque. Y cuando el concierto terminó encontramos un pequeño Pub irlandés (Mac Thomas) con mucho encanto y música en directo.

Al día siguiente salimos directamente hacia Wismar, ciudad situada a 66 km de Lübeck. Tardamos 1 hora y media en llegar y sólo con la primera vuelta que dimos en coche supimos que iba a ser una bonita ciudad. Y en efecto, no nos defraudó. Es de estas ciudades que te transportan a otra época, a un cuento que te leyeron de pequeño o a una película que viste no hace mucho tiempo.

Calles empedradas, pequeñas casitas de colores pastel, palacetes de otra época, construcciones tan grandes que son imposibles de encuadrar en una sola foto, canales, callejones y al final lo más bonito: el puerto. Un puerto con barcos vendiendo pescado fresco, un puerto con gaviotas intentando robarte la comida, un puerto con gente, un puerto vivo.

Ostsee1 - Plaza de Wismar r1

Isla de Poel

La siguiente parada fue la isla de Poel. A tan solo media hora de Wismar. La visita fue corta. Llegamos y dimos un paseo por el puerto. Es un pueblecito pequeño, pero las carreteras de acceso ofrecen unas vistas muy bonitas.

Ostsee1 - Embarcadero de la Isla de Poel r1

Prerow

Dos horas y media más tarde habíamos llegado a Prerow, un pequeño pueblo con una gran cantidad de gente. El pueblo me recordó un poco a las costas españolas. Restaurantes, supermercados, bicis, toallas colgadas y ese ambiente que solo se respira en lugares de sol y mar. Estábamos deseando llegar a la playa y esta nos recibió con una sorpresa muy graciosa.

Era curioso como cada paso que dabas en la arena sonaba como cuando un DJ hace scratching ¡fue bastante gracioso!. Encontrarte las playas vacías siempre es un lujo (por lo menos para mi). Poder andar sin preocuparme por nada, simplemente caminar sin rumbo.

Ostsee1 - Puente sobre el mar en Prerow r1

Aquí te dejo un mapa con toda la ruta por si te animas a hacerla y quieres contarnos tu experiencia.

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