Fin de semana en Riga

Ara Ballesteros/ Europa, Letonia

Para muchas personas los pequeños países del norte son grandes desconocidos, la mayoría de ellos siempre deciden viajar a Noruega, Suecia o Finlandia, pero ¿Qué hay de Estonia, Letonia y Lituania?

Mi intención en un principio era visitar estos últimos tres países, pero desgraciadamente no disponía de muchos días, por lo que me quedé solo con Letonia y Lituania.

Cuando empecé a decir que quería viajar a Riga, varias personas me lo desaconsejaron, me dijeron que no merecía la pena y que se veía en un día. Y ese fue uno de los motivos por los que fui 🙂 necesito ver las cosas para creérmelas. ¡Y no me defraudó!

Riga

 

La mejor manera de llegar a una de estas dos ciudades es con AirBaltic, una compañía desconocida para mí, pero en relación calidad-precio es hasta el momento la que más me ha gustado.

El trayecto desde el Aeropuerto hasta el alojamiento no fue muy complicado. El bus se toma directamente en la puerta del aeropuerto y te lleva hasta el centro de la ciudad. Lo que sí nos costó encontrar fue el hostel, ¡y eso que estábamos en la misma calle!

Riga

No había ningún cartel por ningún sitio. Preguntamos a dos personas y nadie sabia nada. ¿Buena manera de empezar el viaje no?

Cuando ya nos veíamos buscando otro sitio, decidimos entrar en un patio interior y ¡sorpresa! Allí estaba, con un pequeño cartel apenas visible en una esquina de una de las ventanas.

Una vez dentro del Hostel Martas Street la comunicación con la mujer de recepción no fue la mejor del mundo. Aunque pone empeño por explicarte las cosas, el letón no es un idioma fácil de entender.

La habitación era amplia. Como parte común tiene un pequeño saloncito donde ponen el desayuno por la mañana. El desayuno estaba incluido en el precio y era bastante abundante.

El Hostel no está muy retirado del centro, quizá a 15 minutos andando, pero lo suficiente para poder dormir sin el jaleo de las calles más céntricas.

Riga y su cerveza

Riga es una ciudad que aún no está muy masificada, pero aún así su oferta de bares y restaurantes en bastante amplia. En su carta te puedes encontrar desde los platos más sencillos a enormes tablas con una gran variedad de alimentos y es que sin yo saberlo me encontré en un país con una alta tradición quesera, y como ya sabéis ¡mi perdición es el queso! En todos los restaurantes podías encontrarte platos con varios tipos de quesos que por supuesto siempre iban acompañados de las mejores cervezas, porque otra cosa que no sabía: Riga es el segundo país que más cerveza consume después de Alemania.

Cervezas de Riga

 

Quizá una de las cosas que más me llamó la atención es su arquitectura, no sabría como definirla, ya que te puedes encontrar una edificios de colorines, otros con cúpulas doradas, algunos barrocos y justo al lado otros modernos. Lo que sí puedo decir es que me gustó el contraste de estilos.

Riga y sus monumentos

Según bajábamos del hostel lo primero con lo que nos encontramos fue con el Monumento a la Libertad, monumento construido en honor a los soldados que perdieron la vida en la Guerra de Independencia de Letonia. No sabría deciros a qué hora es, pero hay un punto del día en el que los soldados que custodian el monumento hacen como un cambio de guardias. Si estáis por allí es bonito de ver.

Monumento a la libertad

 

La mayoría de las calles son muy estrechitas con suelos muy antiguos. Eso es lo que la hace tan acogedora. Buscando un sitio donde comer nos recomendaron el restaurante 1221 o el Rozengrals, pero al mirar el menú nos pareció caro para lo que en realidad era.

Como aún era pronto fuimos a ver Las casas de los tres hermanos, se dice que son los edificios más antiguos de Riga ya que la primera casa (número 17) data del siglo XV, la segunda (número 19) del siglo XVIII y la tercera (número 21) de finales del siglo XVIII.

Casas de los tres hermanos

Comiendo en Riga

Paseando por las calles y ya sí con un poco más de hambre nos dimos cuenta de que en una esquina había unas escaleras que bajaban hacia un restaurante Vecmeita ar kaki y ahí fue donde decidimos entrar. Un lugar en forma de cueva, con cero turistas y una comida con sabores muy intensos. Si tuviese que ponerle nota, creo que mi puntuación sería un 9 (no le pongo el 10 porque me hubiese comido el doble de todo si los platos fueran más grandes).

Embutidos típicos de Letonia
Plato de pescado típico

Por la tarde seguimos con el paseo y decidimos cruzar a la otra parte del río, obviamente puedes ir en tranvía, pero nosotros somos unos impacientes y por no esperar lo cruzamos andando. Si os gusta pasar frío mientras el aire os corta la cara, entonces podéis imitarnos.

Tarde de monumentos

En esta orilla os podéis encontrar con la Bibliotaca Nacional de Letonia, aunque desde fuera a mí me recuerda más a una ópera. Tened cuidado si queréis cruzar de un puente a otro por el paseo que hay. Cuando estás llegando al final, ¡se termina el camino! Eso fue lo que nos pasó a nosotros, otra vez media vuelta con el aire congelado en la cara. Aunque si quieres una foto bonita con las banderas y Riga de fondo no te quedará más remedio que hacerlo.

Vistas de Riga desde el otro lado del río

A la vuelta fuimos a ver el Mercado Central, pero llegamos sobre las 18:00 y ya habían cerrado (Martes a Sábado de 07:00 – 18:00 Domingos y Lunes de 07:00 – 17:00) por lo que nos dimos un paseo por los alrededores. De ahí fuimos en busca de La torre de Stalin que alberga la Academia de las Ciencias y un mirador en la planta 17 y justo al lado había una iglesia ortodoxa de colorines, creo que es en el primer sitio en el que veo ese tipo de fachadas en un edificio religioso.

Torre de Stalin

La noche en Riga

Para cenar fuimos al Folkklubs ALA pagrabs un restaurante medieval en el que algunas noches hay espectáculos y la comida estaba muy rica. Desde ahí nos fuimos a un bar de Cocktails jamaicano: Coco loco. La música era agradable y tienen juegos de mesa para pasar el rato. De ahí directamente al Rock Cafe. Una discoteca bastante peculiar. Tiene 3 plantas con muchas salas en cada una. En la sala de abajo te puedes encontrar un karaoke super animado y una sala de billar. En la principal lo que hay es un par de salas con sillones para tomarse algo tranquilamente. Y en la última (que sólo puedes subir si dejas la chaqueta en el ropero) hay varias habitaciones con sillones y una sala de conciertos. ¿Increíble no?

Concierto en una discoteca

Continuando con el Turismo

Al día siguiente nos levantamos para ir a ver La casa de los cabezas negras. Por las fotos que había visto me esperaba algo más impresionante.  Me pareció curiosa su historia, ya que el escrito de su fachada dice «¿Debería alguna vez desmenuzarme en polvo? No, debes reconstruir mis paredes» y así ha sido, porque ha sido destruida en varias ocasiones y esto no ha sido suficiente para que no se haya vuelto a levantar. 

Casa de los cabezas negras

El resto de la mañana la pasamos andando por las calles.  Buscandabamos el Kaķu māja, una casa con un gato en su tejado, cuya construcción data de 1903. Hay que buscar dos gatos encorvados sobre la punta de un tejado. Cuenta la leyenda que el dueño de la casa colocó los gatos dando la espalda a un Gremio de Alemanes por no querer admitirle como miembro. Tras varios papeleos consiguió ser admitido a cambio de que cambiara la posición de los gatos. Nosotros conseguimos encontrarlos tras una larga búsqueda.

Reto: ¿Podréis vosotros?

A media mañana paramos a tomarnos un chocolate calentito en el Black Magic. Este lugar es una chocolatería con una decoración muy peculiar. Tiene pasadizos detrás de librerías o libros antiguos que te hacen pensar en conjuros y brujas. Te ponen un bombocito con la bebida, pero aparte puedes comprar algunos más para probarlos. Allí también puedes comprar el Black Balsam un licor de hierbas típico de Letonia.

Entrada a la cafetería Black Magic
Escaleras secretas en Black Magic

Callejeando me encontré con la escultura de los músicos de Bremen. Buscando información después me enteré de que las ciudades de Riga y Bremen están hermanadas. Y Alemania les regaló la escultura.

Escultura de los músicos de Bremen

Probando más platos típicos

Para comer esta vez elegimos el Citi Laiki y no nos defraudó. Los platos eran abundantes y el pan negro tostado con ali-oli me pareció una maravilla. La verdad es que fue un viaje más bien gastronómico, porque no paramos de comer en todo momento.

Plato de entrantes con el típico pan negro tostado

Para bajar la comida, ¿que mejor que un buen Gin Tonic con las mejores vistas de la ciudad? Pues lo puedes conseguir si subes a las 26º planta del Hotel Radisson. Subir es gratuito, pero disfrutar de una bebida con esas vistas, creo que es algo que merece la pena.

Vistas desde el bar del Hotel Radisson

Sin más hueco en el estómago pensamos que lo mejor era descansar un poco en el hostel. Pero de camino nos encontramos con unas italianas super majas que iban a un bar de cerveza artesanal. ¿Cómo no íbamos a probar eso? Os lo recomiendo 100% y el sitio se llama Labietis. Es un poco difícil de encontrar, pero el ambiente y las cervezas son de lo mejor.

Cerveza artesana de Labietis

De esta manera pusimos punto y final a la primera etapa del viaje. Y con la barriga llena volamos rumbo a Vilna en un pequeño avión de hélices.

Os dejo como siempre el mapa para que no tengáis problema a la hora de buscar las cosas 😉

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